Es algo poco frecuente que tenga planes los fines de semana, menos probable es que tenga muchos planes.
Como todos sabemos uno prioriza los cariños y se decide por un festejo. Podría decidir también ir a los dos y hacer un recorrido de algarabías pero no es mi fuerte y ya no estoy para esos trotes. (Pronto desmentiremos esto)
Tomada la decisión pasamos a la cena. Amiga Ló se ocupa de realizar la reserva en una trattoria recomendada por
Vapo donde nos reuniríamos Angie, Vale, las dos mencionadas y las invitadas especiales venidas de Clorinda, Ida y Fati.
Definido el cumpleaños y el destino culinario, faltaba generar un vinculo entre ambos. El plan entonces fue: ir a cenar y más tarde entonar el queloscumplasfeliz.
Empieza la noche
1º Italia siempre será un mantel acuadrille rojo y blanco
Llego a
Il ballo del mattone una tattoria muy colorida con las paredes pintadas y decoradas con cuadros a su vez más coloridos y mesitas dispuestas de manera tal que te da la sensación de mucha gente pero no al punto de sentir que compartís la panera con la pareja de al lado. Anuncio al buen mosísimo mozo que me recibe que tengo con una reserva, él dice "anda hasta el fondo que ya están sentadas las chicas" y fui.
La música estaba un poquitín fuerte y mis compañeras de rincón estaban bellas.
Dos paneras que desaparecieron en medio de charlas grupales, de a dos y monólogos con celulares. La magia del Backberry y ya empiezan a quedar imágenes testigo de la noche que compartimos. Vino, agua y coca-cola. Ya van formándose en nuestra imaginación los deseos que se materializan en dos Fusilli al hierrito con escarparo, unos tallarines con crema, una tagliata de bondiola y otra de lomo, ambos con papas y rúcula también dos lasagnas con bolognesa.
Servidos los platos, dichos los apenas frío, perfecto, el queso, reponer el pan, brindar, delicioso y llega la música para acompañar la sobremesa, aplaudimos al compás del acordeón y siete cucharas escarban con la lentitud que tiene la satisfacción una chocotorta y un tiramisú que es el verdadero mascarpone anunciado por el buen mosísimo mozo.
Ahora ya todas de pie esperando ninguna carroza vamos tomando en tandas taxi que nos llevan a la casa a la primera, a la cama a las segundas y al cumpleaños a las terceras.
2º Si Ladran Sancho, entonces no entramos
Llegadas a la celebración nos topamos con una hilera de personas esperando para entrar a una casa de ladrillo visto con un cartel que advierte a Sancho. Loló dice "este lugar está lleno de hippies y nosotras estamos un toque pitucas" Pienso que tiene razón pero lo que me acude es la urgencia por entrar porque hace frío. Recibimos noticias desde el interior del bar: hay mesa de cumpleaños, minutos antes de entrar Loló dice "hay mesa y no los conozco" le digo "yo tampoco, eh" pero entiendo a qué se refiere y nos vamos con el mismo frío que llegamos.
Es con esta decisión que empiezan a ocurrir los
movimientos inesperados.
3º Las esquinas suelen ser un recuerdo borroso
Buscando taxi llegamos a la esquina siguiente y nos encontramos con un recuerdo de Loló "en este boliche la pasamos re bien un par de veces". Busqué el nombre en las paredes pero parecía más bien un edificio en refacción. Entramos.
Al poco tiempo de estacionadas en un lugar bastante despejado de la pista de baile aparecen DOS de ésos que yo quiero fletar en un segundo. Voy a admitir rápidamente que me reí y que fui lo más ácida que pude con mis comentarios una vez que mi amiga me confirmó que no le gustaba ninguno.
Nos causó gracia la dupla compuesta por dos ingenieros en sistemas, uno bastante más ubicado y el otro un pancho muy desagradable que bailaba cual pibe de golden haciendo figuras extrañas y ondulantes con el cuerpo al mismo tiempo que arengaba para que le peguen nalgadas. Sí. Lo juro. Por un momento sentí que él solo quería usarme/nos de caño y bailar mientras lo aplaudíamos y le gritábamos "bien pancho bailas como los dioses" pero yo solamente pude decirle "No es necesario que bailes".
Se fueron ellos y nos fuimos nosotras, antes buscamos en google la dirección de
Congo
El taxista que nos llevó hasta el bar nos hizo sufrir y rezar mucho. Un tipo absolutamente cubierto por lana, escuchando música indescifrable a un volumen más elevado que el que puede esperarse y en intermitente relación amor-odio con el acelerador.
4º En invierno todos tienen pareja
Entramos al bar, vamos a ver el patio. Claramente es invierno: barra llena, las mesas son dobles y están cubiertas de manos que se aman o de rostros inclinados que se intentan llevar a la cama.
Claramente no era nuestro espacio, lo recorrimos con cariño buscando algún rincón que nos mereciera pero No. Partimos con la frente ya casi marcada: S O L A S.
Sin rumbo y un poco desilusionadas obviamos a esos coches amarillos y negros y decidimos caminar hacia allá aunque todos viniesen hacia acá. Se ve por Honduras como si fuera un parque de diversiones pero es la de siempre, la inocua y desabrida Plaza Serrano. Le digo a Ló "y bue vayamos a donde terminan todos los sin destinos: Cronopios". "No lo conozco", me dice ella
4º El descanso, la charla, la aparición de lo Crónico.
No, claro que no lo conoce.
El cartel dice Crónico y yo me inventé un bar hermoso donde van los S O L O S y te aguarda un cartel pequeño con la invención de Cortázar. Me equivoqué.
Entramos al bar buscamos mesa donde hubiese mucha gente pero ya no quedaba lugar así que fuimos al espacio donde están los S O L O S que, no son solos, son parejas que quieren estar solas. Pedimos un jarro de cerveza y dos tarros de maní, se pasó la noche como si nada hablando de la vida propia y de la ajena, del futuro, de los viajes, de la casa, las parejas, los amores, las desdichas, los plantones, las histerias, los sinrazones, los seductores, las mentiras, las verdades, la gimnasia, la familia y todas esas cosas... Le dije a Loló riendo "Voy a decirte algo y espero que nadie este escuchando lo que voy a decir" Ella se sonrío y me dijo "a ver" Entonces digo: "Creo que perdí el conocimiento o ya no sé bien cómo se hace para disfrutar el ahora"
Ló como toda gran amiga lo haría -en vez de llorar y hundirme- explotó en una gran carcajada, carcajada que tapó la rotura de un cristal. Miramos al costado y donde había un montón de gente quedo un agujero donde volaban botellas piñas e insultos.
Una cuota de moralina.
Un breve deseo de otro mes alejadas de lo cotidiano.
Cuánto es? Una pichona, pagamos y nos vamos.
El último taxi de la noche lo tomamos a eso de las 5:20 a.m. Primero vi bajar a mi amiga del coche y entrar a su edificio, después de un rato me vi bajar a mi, tomé el ascensor, me lavé las manos, la cara, me cepille los dientes, me desvestí y me dormí...
Una linda noche.