domingo, mayo 29

abril 2010


A es de esas personas que viven temerosas de conocer a tipos como B.


Ninguna mujer como A puede explicar por qué razón B desestabiliza todo. Y cuando A dice TODO está hablando de ésa plataforma de conceptos irrefutables que la madre, la religión y la culpa lograron convertir en banderas que enarbola concienzudamente.
B es de esos hombres que ven a chicas como A y saben que en algún momento, no importa cuándo, algo va a suceder.
Hoy, A y B, tuvieron una charla de esas que terminan con una despedida repentina y fría.
Ahora A camina erguida, dando inhalaciones que parecen más largas de lo normal, recordando el final de la conversación:
A -¿Me explico?
B -Si, sos correctísima
Correcta es exactamente todo lo que ya no quiere ser, porque ¡vamos!-piensa, ése no es el estilo de vida que hubiese elegido, eso no es más que un mandato que arrastra y que arrastraron todas las A que la precedieron.
¿Por qué no insistió un poco más? – se pregunta.
A esta altura de la caminata debería tomar el subte pero siente un poco de ira consigo misma y la idea de sumergirse bajo tierra la ahoga un poco más. Entonces sigue caminando erguida pero rápido como si la velocidad de sus piernas le permitiera huir de los pensamientos. Es que B verdaderamente la desestabiliza.
Casi sin proponérselo puede imaginar más de una situación con B, situaciones que realmente desea. Ésos pensamientos fluyen pero un intento de autocensura le hace apretar los ojos bien fuerte como queriendo suprimir esa imagen corrupta.
A odia las cosas que aparecen en la mente como por arte de magia, los suele llamar “los mensajes del inconciente traidor” y es que podría explicarlo claramente, “todos tenemos un enano perverso dentro nuestro que enciende una luz y proyecta en nuestra frente alguna imagen que no quisiéramos ver. Son imágenes socialmente incorrectas”.
¿Incorrectas para quién?- se pregunta.
Evidentemente para su entorno, para el criadero con pedigree reconocido del que sale al mundo siendo linda, divertida, inteligente, educada, respetuosa, responsable y todo aquello que la vuelve, según mamá, respetable- piensa.
Ya no sabe si es por su confusión ideológica, por sus conflictos internos, por B, o por los zapatos con taco que no acostumbra a usar que se siente agotada mentalmente.
Es ahora, ya casi llegando a destino, que se cree capaz de poner a dormir al enano, dejar de caminar y aplacar la ira.
Es que al fin y al cabo para A está todo más que claro. Probablemente en un tiempo tenga una nueva y tonta excusa para retomar el diálogo con B y regresen a la tensión inapropiada que termina en una despedida repentina y fría.
A, correctísima, llega a casa sabiendo que la espera C como siempre.
A, correctísima, desconoce que algunos enanos se aburren y mueren.





Taller de escritura, 13 meses atrás. 

2 comentarios:

Vicky dijo...

Porque ya conozco esto? ahora más que nunca y antes pensé cuando lo leí que no era más que parte de tu imaginación, no pensé que era tu realidad continua.

Me gusta mucho, me recuerda a los buenos textos de bestiaria.

♥Besos♥

Sra alemana dijo...

Muy bueno che