soy graciosa, tengo que dormir con esta remera, tomar coca cola, comer papas fritas y eructar. . . |
Sí, como decía hace unos días tengo sueño. Todo el tiempo.
Lo que no es común es que recuerde las imágenes que se suceden cada vez que cierro los ojos. Hace dos, tres o 4 días no recuerdo bien cuántos pero es un detalle menor así que no voy a esforzarme por dar el dato exacto, soñé algo y me desperté enternecida.
La del pijama lleno de muffins siempre me cuenta sus sueños, son raros, misteriosos. El mío es sencillo, bonito, estúpido. Y ¿a qué no saben qué? Se los voy a relatar. ¡ay están todos contentos!
Resulta que estaba en un lugar al aire libre, en una ciudad que ya conozco pero no existe (es donde transcurren la mayoría de mis sueños lindos, una mezcla entre varios lugares en los que transcurrió mi vida). Era el momento de despedir a un grupo de personas que se iban de ese lugar en el que estábamos muchos desconocidos y algunos conocidos que no puedo nombrar pero sé que los conozco.
(sé, supe, sabía: los sueños no respetan tiempos verbales. Sepan disculpar)
En fin, un atardecer muy verde, verde opaco, verde de noche (sé que el verde lo tomé de una foto que saqué en Sacré-Cœur en París y me enamoré de los colores, sobre todo del verde) Habían unas colinitas (podrían ser de Paraná o de la plaza de Barrancas de Belgrano) yo estaba abajo con un muchacho y lo miraba con un amor de esos amores tímidos, de esos amores lindos. Entonces le decía:
- ¿No me vas a saludar?
y ahí, cuando me iba a responder, le vi la cara por primera vez. HORRIBLE, estaba todo hinchado porque le habían sacado una muela de juicio, cosa que nunca me contó pero yo lo sabía. Como también sabía que era lindo, tan lindo, lo de la muela era circunstancial así que seguía embobada hipnotizada y dijo:
- No ¿por qué?
A lo que yo con sonrisa de semi-estúpida le dije:
- Porque te vas, si te vas tenés que despedirte
Él, todo pedante (como de costumbre, sí, también sabía que era pedante) me dice:
- Saludame vos
Y yo toda mona, toda valiente, toda estúpida me le trepaba cual monito tití agarrándole la cara con las dos manos y le daba un piquito de mierda que en el sueño parecía "el beso" de la historia del cine y toda tímida me daba vuelta y caminaba dejando que mi ¿¿¿¿camisola blanca????? (¡¡¡wtf!!!) flameara con el viento cual bandera.
Subí la lomita y desde arriba lo veía a él, mi príncipe de remera negra, cachete hinchado y cejas gruesas, todo negrito él.
Me sentía la más amada de las amadas porque lo veía sonreír de felicidad absoluta, hacer de cuenta que picaba una pelota imaginaria de básquet y la encestaba, su festejo era por mi beso y se iba todo feliz de espaldas a mi a tomarse un barco que lo esperaba al final del césped.
Yo sabía que lo iba a ver de nuevo y eso me alegraba tímidamente.
Sí, una bosta.
Sí, una grasada atómica poco digna de mi pero muy feliz.
¿Mi conclusión? no me gusta el básquet, no me gustan los barcos, no uso ni a punta de pistola una camisola blanca pero claramente me gustan los negritos pedantes. jajaja.
¨\(*_*)/¨ ¿qué le vamo' a haché?
3 comentarios:
Se puso de moda relatar sueños?
...em...
volve por favor
A mi me paso, salvando los detalles.
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